De la inocencia de ir a la Guerra
(Inocencia en el sentido de falta de razonamiento por exceso de juventud)
"... Finalmente, nuestro único pesar por abandonar la escuela estribaba en que el año anterior habíamos tenido libertad, como miembros del sexto curso, para hacer más o menos lo que se nos antojara. En aquel momento nos preparábamos para continuar nuestros estudios en el St. John's College de Oxford, que según parecía, sería una repetición más turbulenta de Charterhouse ..."
"... - Dios mío - dijo (Nevill), volviéndose repentinamente hacia mí-. No puedo soportar esa perspectiva. Algo debe interponerse entre Oxford y yo; por lo menos debería pasar en el extranjero todas las vacaciones.
Yo sostenía que tres meses no bastaban. Tenía la vaga idea de embarcarme en la marina mercante ..." (Adiós a todo eso, Barcelona, RBA, 2010, pág. 50-51)
"... Acababa de llegar a Harlech, después de terminar mis estudios en Charterhouse, cuando Inglaterra le declaró la guerra a Alemania. Un día o dos después decidí alistarme. En Primer lugar, aunque los periódicos predecían una guerra de muy corta duración, terminaría cuando mucho para Navidad, yo esperaba que durara lo suficiente para demorar mi ingreso en Oxford en octubre, que me parecía algo temible..." (Adiós a todo eso, Barcelona, RBA, 2010, pág. 85)
"... El 11 de agosto comencé mi entrenamiento, y de inmediato me convertí en un héroe. Mi madre anunció:
- Nuestra raza ha enloquecido - y consideró mi decisión como un acto religioso; mi padre estaba orgulloso de que yo <hubiese hecho los único correcto>..." (Adiós a todo eso, Barcelona, RBA, 2010, pág. 87)
"... La mayor parte de los solicitantes de un cargo de oficial en Wrexham eran muchachos que habían fracasado recientemente en los exámenes de la Real Academia Militar de Sandhurst, y trataban de ingresar en el ejército regular por la puerta trasera de la milicia, rebautizada con el nombre de Reserva especial. Solo uno o dos muchachos más se habían presentado como yo, por interés en la guerra y no por hacer carrera..." (Adiós a todo eso, Barcelona, RBA, 2010, pág. 88)
"... Por lo menos uno de cada tres alumnos de mi generación murieron; porque todos se alistaron tan pronto como pudieron, la mayor parte en infantería y en la Real Fuerza Aérea. El promedio de vida de un soldado de infantería en el frente occidental era, en determinados períodos de la guerra, sólo de tres meses; en ese tiempo ya le habían matado o herido. La proporción era más o menos de cuatro heridos por cada muerto. De esos cuatro, uno resultaba seriamente herido..." (Adiós a todo eso, Barcelona, RBA, 2010, pág. 77)