sábado, 8 de noviembre de 2014

Navidad 1917 - Hermann Hesse

Navidad - Diciembre 1917

"...Ahora, al acercarse la cuarta Navidad de la guerra, el sabor de la lengua se ha hecho invencible. Celebro la Navidad, naturalmente, porque tengo hijos pequeños a los que no quiero negar una alegría. Pero celebro esta Navidad infantil del mismo modo que en mi actividad de guerra festejo la Navidad de los prisioneros, como un solemne acto oficial que se repite todos los años con el mismo polvoriento sentimentalismo. Enviamos bonitos paquetes y cajas adornados con ramas de abeto a los pobres prisioneros de de guerra a quienes dejamos languidecer desde hace tres años como si fueran criminales; es conmovedor, y yo mismo siento una fuerte emoción al pensar en la reacción del prisionero que recibe su pequeño regalo e imaginarme el aluvión de recuerdos que puede asaltarle cuando huela la rama de abeto. Pero esto a fin de cuentas, no es mas que otro sentimentalismo.

Y así como mantenemos encerrados a los prisioneros durante años, aunque lo único que han hecho ha sido dejarse sorprender en una ofensiva o en el curso de un reconocimiento, y después, en Navidad, visitamos a estos pobres cientos de miles y millones de hombres con un regalo sentimental, para recordarles la fiesta del amor, lo mismo hacemos con nuestros hijos. Una vez al año les dejamos conmemorar la leyenda del amor divino, somos cariñosos con ellos durante toda la velada, junto al árbol navideño, y en general les educamos para el mismo destino que hoy todos maldecimos.


Si el prisionero de guerra a quien envío el bonito paquete de Navidad me lo arroja a la cara y pisotea la sentimental rama de abeto, tendrá toda la razón...


...Cuantos sacerdotes y personas piadosas se lamentan de que la fe y con ella la felicidad del mundo, ha desaparecido, tienen razón. Nuestra actitud hacia todos los valores reales del hombre es de una barbarie y una crudeza desconocidas en el mundo desde hace siglos. Esto se patentiza en nuestra actitud hacia la religión, en nuestra actitud hacia el arte y en nuestro mismo arte...

Hermann Hesse
Retrato de Ernst Würtenberg - 1868-1934
Wikipedia
  

...Antes de que volvamos a celebrar la Navidad y despachemos con un mendaz sustituto del sentimiento a lo eterno y único importante que hay en nosotros, es necesario que adquiramos conciencia de todas nuestras miserias, incluso aunque nos lleve a la desesperación. La culpa de nuestra desgracia, la culpa de la insignificancia y la pobreza de nuestra vida, la culpa de la guerra, la culpa del hambre, la culpa de todo lo malo y todo lo triste no la tiene una idea o un principio, la tenemos nosotros, nosotros mismos. Y solo  puede rectificarse a través de nosotros, de nuestro discernimiento y voluntad.

...Es exactamente igual que después volvamos a adoptar y de nuevo hagamos nuestra la doctrina de Jesús o vayamos en busca de otras formas. La doctrina de Jesús y la doctrina de Lao-Tsé, la doctrina de los Vedas y la doctrina de Goethe es la misma en lo que se refiere a lo eterno en el ser humano. Sólo existe una doctrina. Sólo  existe una religión. Sólo existe una felicidad. Mil formas, mil predicadores, pero solo una llamada, sólo una voz. La voz de Dios no viene del Sinaí ni de la Biblia, la esencia del amor, de la belleza, de la santidad no está en el cristianismo ni en la antigüedad ni en Goethe ni en Tolstoi, está en tí, en tí y en mí, en cada uno de nosotros. Ésta es la antigua y única verdad, eternamente válida. Es la doctrina del "reino de los cielos", que llevamos en "nuestro interior".

...¡Iluminad árboles de Navidad para vuestros hijos! ¡Dejad que entonen canciones navideñas! Pero no os engañéis a vosotros mismos, no permanezcáis satisfechos para siempre de ese pobre y barato sentimiento conque celebráis vuestras fiestas. ¡Sed más exigentes con vosotros mismos! Porque el amor y la alegría, ese algo misterioso que llamamos "felicidad", no está aquí o allí sino "en nuestro interior".
En:  Esse, Herman. Sobre la guerra y la paz.
7° ed. España, Noguer, 2003 

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